¿Es ABA una terapia efectiva para tratar el Autismo?
Hoy tu hijo fue diagnosticado dentro del espectro del trastorno autista ( ETA). Confías en el doctor que hizo el diagnóstico, y que te recomendó un tratamiento efectivo, pero aun así quieres aprender más, informarte más. Quieres leer sobre otras experiencias, escuchar testimonios de otros padres. Has consultado tantas fuentes en estos últimos meses, sobre dietas, terapias sensoriales, también sobre terapia de conducta basada en los principios de ABA; y te preguntas… ¿por qué es este el camino el que recomiendan los doctores?
Te pongo un ejemplo. Piensa que tu hijo está jugando, tú no estás prestándole atención, has estado al teléfono por pocos minutos, y él comienza a golpearse repetidamente la frente con su mano abierta. Inmediatamente te acercas, le pides que no lo haga más, lo reconfortas, y probablemente abandones lo que estabas haciendo y te sientes a jugar con él. Estás preocupado de que pueda hacerse daño.
Esa conducta, golpearse la frente con su mano abierta, sería abordada por un analista de conducta, en primer lugar, analizando cuál es su función, es decir, por qué ocurre.
Existen cuatro posibles funciones para una conducta: Acceso a tangibles, Atención, Escape y Estimulación sensorial. Para llegar a definir la función de la conducta, el analista observará a tu hijo en su entorno natural, le aplicará pruebas sencillas para determinar cuál es la función que predomina para cada comportamiento problemático que haya identificado. Al final, te propondrá un plan de intervención.
¿Cuáles son los objetivos de la terapia que recibiría tu hijo día a día, basada en ese plan de intervención? Primero reducir esas conductas problemáticas, con estrategias que funcionarán si ha identificado apropiadamente la función. Gradualmente, el terapista le enseñará a tu hijo otras conductas apropiadas con las que puede acceder al mismo reforzador, en otras palabras, obtener lo mismo que obtenía cuando mostraba un comportamiento problemático. Supongamos que el analista ha determinado, después de observar a tu hijo interactuando contigo, con otros miembros de la familia, y consigo mismo, que la conducta de golpearse la cabeza con la mano abierta es emitida por tu hijo para obtener atención de otros. En ese caso una parte de la terapia estaría dedicada a enseñarle cómo pedir atención apropiadamente, con formas como llamar a la persona en un tono de voz apropiado, o tocar su brazo. También aprendería a esperar porque la atención estuviera disponible.
Cuando tu hijo muestre estas conductas apropiadas en casa, durante la terapia o con la familia, luego en el playground, bajo tu supervisión, cuando busque la atención de otro niño, debe ser capaz de emitir la conducta apropiada en otros entornos, la escuela por ejemplo, de manera independiente. Como consecuencia, la conducta de golpearse repetidamente la frente con la mano se habrá reducido significativamente. Habrán aumentado las ocasiones en las que tu pequeño sostiene un intercambio social apropiado, y es por ello más aceptado en los grupos a los que pertenece socialmente, dígase el aula o su grupo de amigos.
Para esta terapia, el plan de tratamiento sería totalmente individualizado, ajustado a los comportamientos y necesidades de aprendizaje de tu hijo. El terapista, además de implementar el programa, va a tomar datos sobre la cantidad de conducta observada, y de esta manera se medirá el progreso después de un periodo de intervención. Tú tendrías mucha participación en el proceso, pues parte vital de la terapia es entrenarte en cómo manejar las conductas problemáticas que ya existen, cómo enseñar conductas aceptables que reemplazarán las maladaptativas, y cómo reforzar la conducta positiva para que se incremente en el futuro.
Algo que también debes saber es que esta terapia NO pone énfasis en estrategias de castigo para la reducción de las conductas, sino en el reforzamiento; en que tu hijo aprenda que emitiendo conductas apropiadas puede acceder a las cosas que le gustan y desea.
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